Hace treinta y cinco años, me encontraba en el templo con un monje mas joven, y nos hallábamos puliendo las estatuas de bronce, cuando la siguiente conversación tuvo lugar. El abad de nuestro monasterio había salido a gira de enseñanzas y había invitado a otro maestro tibetano para sustituirlo en nuestras clases de filosofía; las cosas no iban tan bien.
Monje mayor (yo): “me parece que este nuevo maestro no conoce bien el tema.”
Joven monje (asombrado): “pero nuestro maestro lo eligió”
Monje mayor (yo): “Si, le pregunté sobre eso. Me dijo que eran viejos amigos.”
Joven monje (frunciendo el ceño): “Debe de haber alguna otra razón, una lección para nosotros en esto.”
Monje mayor (yo): “La lección es que hay algunos maestros mejores que otros… quizá el nuestro cometió un error al elegir a este.”
Joven monje (deja de pulir y abre la boca con incredulidad): “¡No puedo pensar así, no pensaré eso!.” (el joven monje abandona mi compañía apresuradamente).
Ese fue el día en que me di cuenta de que mi incesante cuestionamiento me había aislado finalmente de la comunidad.
Este aparentemente trivial intercambio ilustra la paradoja del Budismo tibetano: La devoción al guru.
Esto es lo que dice: Debes considerar a tu guru como un Buda completamente iluminado. Para que te puedas beneficiar de tu relación con él, deberás siempre verlo como teniendo el mayor interés por ti en su corazón, sin importar qué. Si dudas, cuestionas o rechazas, te estas deconectando de tu fuente de avance espiritual en esta vida y en las futuras, en donde sufrirás incontables renacimientos en el infierno tántrico.
¿Es tu devoción al guru una relación verdadera o sólo dependencia?
Como un desesperado y hambriento buscador de lo espiritual hace treinta y cinco años, suspendí todas mis dudas sin pensármelo dos veces. Quemé los puentes que me regresaban a casa; casi me pierdo en las drogas, encontré hogar entre los tibetanos e hice todo lo necesario para encajar.
Como lo han de esperar, esta receta tiene sus peligros. Hay un reciente documental canadiense que reporta que el influyente lama tibetano Sogyal Rimpoche acosó a sus discípulas mujeres por sexo. Como en previas revelaciones menos explosivas, aquellos que deseaban hablar de sus historias fueron confrontados por un código de secretos digno del Vaticano, que ha silenciado incluso al Dalai Lama quien, en 1993, decidió no avalar una carta haciendo un llamado a los estudiantes para denunciar a los maestros abusivos.
Un peligro, menos público pero mas insidioso, es la decisión personal del estudiante de evitar ver a su guru con fallas humanas. Cuando la realidad de la vida es incompatible con tu práctica espiritual, estas encaminándote hacia una amarga desilusión.
En un primer contacto, el budismo tibetano es un dechado de cordialidad en la razón y en la compasión. Sin embargo, las enseñanzas se combinan entre capas de esoterismo, misticismo y acumulaciones de secrecía y exclusividad. Por debajo de todo se encuentra la austeridad de la ética y la filosofía del Buda histórico, refiriéndose a esto como “el vehículo menor”, y por encima se encuentra el “gran vehículo”, y el “vehículo secreto” también llamado Tantra. Es en este último nivel, que el guru es indispensable.
No existe un registro histórico del Buda enseñando Tantra
El tantra es un rico cuerpo de prácticas simbólicas con estrictos códigos éticos. Sin embargo utiliza imágenes sexuales y demoniacas que son fácilmente manipulables, no solamente por maestros oportunistas, sino también por devotos con grandes ilusiones. En el tantra la tradición popular y aún la historia contemporánea del Tíbet está plagada con demonios invisibles y ocurrencias mágicas.
El pensamiento iluso permea la vida religiosa tibetana. Los lamas son considerados de manera rutinaria como budas vivientes, especialmente si son adinerados, inteligentes o mejor conectados. La cultura tibetana está profundamente estratificada. El idioma tibetano en sí mismo tiene diferentes palabras para hablarle a un superior, a un igual o a un inferior. El nombre ordinario para una mujer es “de bajo nacimiento”.
Aunque muchos devotos entierran sus dudas y preguntas, las escrituras tántricas no lo exigen. Ellos prudentemente explican con detalle lo delicado de la relación del guru con su discípulo y hacen un llamado tanto a maestros como a estudiantes para inspeccionarse uno al otro por años antes de hacer un pacto esotérico. Sin embargo, en la práctica los “apoderamientos secretos” se ofrecen libremente. Los rituales públicos que lleva a cabo el Dalai Lama, son organizados con asistencias dignas de conciertos de rock. Muy pocos devotos dejan pasar la oportunidad, y luego se supone que deben considerar al lama que oficia el evento como un guru tántrico.
Los recién llegados al budismo tibetano frecuentemente se encuentran hambrientos de iluminación, y los maestros necesitan de los estudiantes para su continua credibilidad y sustento. Quizá te preguntes “¿Cómo es un Buda completamente iluminado?” o mas directamente “¿Es esta una verdadera relación o sólo una dependencia?”
No existe registro histórico alguno sobre el Buda enseñando tantra. Para poder otorgarle a estas prácticas autenticidad, el establecimiento tibetano las nombra las enseñanzas secretas del Buda. Transmitidas en un cuerpo duplicado en otro reino de existencia mientras al mismo tiempo daba sus enseñanzas aquí en la tierra. Luego la práctica es legitimizada aún mas con la afirmación de que el tantra se sustenta en las prácticas ordinarias del budismo. En teoría tu puedes elegir a que nivel quieres practicar. Sin embargo, se dice que con el tantra la iluminación está al alcance de cuando menos tres años en contraposición con las incontables vidas que se requieren en la práctica del budismo ordinario. Una vez atrapado en la órbita tibetana, muy pocos devotos eligen salirse.
¿Tu visión del gurú es un ejemplo de percepción exacerbada o la proyección de un ideal?
Para ellos, el tantra es budismo supercargado. Se meten en una gimnasia mental muy elaborada para mantener su compatibilidad con el budismo ordinario. La cultura interior está imbuida de relaciones jerárquicas que reflejan la sociedad tibetana. El budismo ordinario y los rituales tántricos se encuentran inseparablemente entrelazados.
El budismo ordinario depende de la práctica básica de la atención centrada. Esta forma de entrenamiento mental se utiliza hoy en día por todo el mundo por médicos progresistas, requiere que los practicantes aprendan a ver las cosas desapasionadamente tal como son. Se requiere de un enfoque a largo plazo para ir develando las perspicacias hacia las maneras en que nosotros pensamos cómo es que deben ser las cosas, esto puede ser inquietante. En contraste los practicantes tántricos necesitan considerar cada faceta del comportamiento del guru como lo iluminado. Ya sea o no posible reconciliar estas dos vertientes, para la mayoría de los mas agudos pensadores, estos terminan siendo mutuamente excluyentes.
La pregunta que la mayoría de los devotos a un guru evitan a toda costa hacer es la que la presencia mental ataja mas insistentemente: ¿Tu visión del guru es un ejemplo de percepción exacerbada o la proyección de un ideal? Cuando yo ya no pude aislar estas dos perspectivas una de la otra, perdí mi fe tántrica y migré al vehículo menor. Fue un paso hacia adelante con la realidad, al costo de un gran retuerce de manos, culpa y dudas.
Desde que mis memorias en “El Novicio” fueron publicadas, he recibido docenas de correos electrónicos de personas enfrentando el mismo dilema. Esta es la trayectoria de muchos que llegaron al budismo a través del pórtico tibetano. Este es un pórtico hermoso, excitante y acogedor. Para los que se encuentran espiritualmente exhaustos, golpeados o indigentes les es muy difícil resistirse a las promesas del budismo supercargado. Sin embargo, tarde o temprano, tendremos que considerar qué tan bien nos está funcionando.
–El tomar decisiones es una emoción.
El tantra no son inventos sin sentido, pero es practicado y diseminado con las formas mas supersticiosas, bastante fuera de lugar con su propia dignidad. Su valor simbólico y narrativo es tan poderoso como cualquier mitología griega, pero para la mayoría de los devotos esta comparación es una herejía. Aún entre los que lo dejan, pocos se atreven a levantar la voz. He sido acusado de apóstata, de ser un falso profeta. Aquellos que reportaron los abusos sexuales de Sogyal Lakar recibieron amenazas de muerte. Un pre requisito para la práctica del budismo ordinario es el inspeccionar nuestras propias motivaciones, y una de las perspicacias mas profundas del Buda es que los sentimientos preceden a la razón, o, como lo explican los neuropsicólogos, la toma de decisiones es una cosa emocional. El examinar tus motivaciones de esta manera, el cuestionar porqué aceptas esto y porqué rechazas aquello es exponerte a ti mismo a la desnudez del osado camino que él tomó.
Le pongo poca valía a las grandes respuestas de la vida, pero valoro las preguntas. Medio siglo de estar luchando con sistemas de creencias me han convencido que la grande es “¿Porqué creo?” hay toda una vida entera de perspicacias aquí. Nada en las escrituras tántricas contradice este acercamiento crítico, pero mientras te encuentres en el budismo por comodidad, consuelo y seguridad, no estarás yendo a ningún lado.
(este post traducido por Nayeli Maillefert Rovira)